jueves

Calendario Maya


Para los mayas el tiempo se desarrolla en una serie de ciclos en los que se producen distintos acontecimientos y sucesos similares a los acaecidos con anterioridad, y esos ciclos temporales pueden ser calculados matemática y astronómicamente. 
Además de diversos calendarios, los mayas usaron un sistema de cronología absoluta, llamada “cuenta larga”, que establecía cinco períodos principales denominados kin, uinal, tun, katún y baktún, cada uno con la siguiente duración:

1 kin

1 día
1 uinal
20 kines
20 días
1 tun
18 uinales
360 días
1 katún
20 tunes
7.200 días
1 baktún
20 katunes
144.000 días


Dentro de los diversos ciclos temporales, consideraban fundamentales los grandes ciclos de 13 baktunes (cada uno de estos ciclos suma 1.872.000 días ó 5.125,36 años solares), a cuyo fin se producía una nueva época de la humanidad.

De acuerdo con diversas inscripciones antiguas como las del templo de la Cruz de Palenque, la estela 1 de la ciudad de Cobá, la estela de Quiriguá, etc., el último gran ciclo habría empezado el 4 Ahau 8 Kumku, que se corresponde con el 13 de agosto de 3.114 a.C.

Es curioso observar que sobre esa época del 3.100 a.C. comenzaría la primera dinastía histórica en Egipto, cultura que construyó pirámides como los mayas y daba mucha importancia al estudio de los astros, como Orión, las Pléyades, etc., así como a los ciclos temporales.

Pues bien, según esa fecha de inicio, el nuevo ciclo de 13 baktunes finalizaría en el solsticio de invierno del año 2012. Algunos investigadores mantienen que en ese solsticio se producirá una alineación especial de la Tierra con el Sol y con el centro de nuestra Galaxia, la Vía Láctea. El Sol y la Tierra se verían afectados por una poderosa energía o rayo sincronizador proveniente del centro de la Galaxia y la humanidad se transformaría.  Ahora bien, si eso es así, se puede objetar que, dado el enorme tamaño del centro galáctico (donde, por cierto, se supone que existe un gran agujero negro), dicha alineación se daría en un amplio período de tiempo, aunque también añaden que el 21 ó 23 de diciembre del 2012 podría ser el eje o el pico de ese fenómeno.

Respecto a las fuentes mayas antiguas, el denominado Monumento 6 de Tortuguero (sitio arqueológico al norte de Palenque) es, por lo que conocemos, el único documento clásico maya que se refiere explícitamente a la fecha maya 13.0.0.0.0 4 Ajau 3 Kankín, que equivale  a nuestro 21 (ó 23) de diciembre de 2012. La transcripción al alfabeto latino de los glifos de este monumento sería:

“Tzuhtz-(a)j-oom u(y)-uxlajuun pik (ta) Chan Ajaw
 ux(-té) Uniiw.
Uht-oom Ek’-? Y-em(al)??
Bolon Yookte (Kuh) ta ?

Traducción de David Stuart:
“El  treceavo Bak´tun terminará (en) 4 Ajaw,
el  tercero de Uniiw (3  Kankín).  
?? sucederá. (Será) el descenso (?) del Nueve Apoyo (Dios[es]) al ?”.
      
Así pues, parece que el décimo tercer Baktún terminará el 4 Ahau 3 Kankín (solsticio de invierno del 2012), y (?) sucederá, y un dios o dioses llamado Bolon Yokté descenderá a (?). Desafortunadamente, en el monumento hay dos glifos estropeados e ilegibles, circunstancia que nos deja sin saber: primero, lo que sucederá, y segundo, el lugar del descenso de ese dios.

Bolon Yokté (cuyo significado tiene diferentes interpretaciones: “Nueve [dioses] de  apoyo”, “dios de muchos pasos” “Árbol de nueve perros” o “Árbol  de  muchas  raíces”)  es  un dios  de cambio, de  destrucción y de finales de períodos. Aunque aparece en el Códice  de  Dresde, este dios rara vez es mencionado, y se sabe relativamente poco acerca de él (o ellos). No obstante, lo encontramos en el denominado Vaso de los Siete Dioses (K2796), que ilustra un momento de  la historia  de la Creación.

Por su parte, el manuscrito del Chilam Balam de Chumayel, en el folio  53, contiene la  profecía para el katún Can Ahau (Katun 4 Ajaw), o sea las eras de 20 años que, de acuerdo con el calendario gregoriano, terminan alrededor del 1500, del 1756 y, la que ahora nos ocupa, del 2012.  En concreto, dice lo siguiente:

CUATRO AHAU KATÚN
 “El  quetzal  vendrá,  el  pájaro  verde vendrá. Ah  Kantenal  vendrá.  Xe kik vendrá. Kukulcan vendrá  con ellos una  segunda vez. La  palabra de  Dios. Los Itzaes vendrán.”

Es sabido que los pueblos mesoamericanos expresaban aspectos espirituales a través de aves sagradas, como el quetzal o la guacamaya. Ah  Kantenal se traduce como ¨el del lugar del árbol amarillo¨, color que tiene que ver con el Poniente y el inframundo. Xe kik se traduce como ¨la  sangre vomitada¨, y nos hace recordar el Katún 4 Ahau que concluyó justo antes de la conquista. Kukulkán o “Serpiente Emplumada” es la deidad que había bajado a la tierra para instruir a los humanos en el amor y la sabiduría (originando en cierto modo una nueva época). Los Itzaes o brujos del agua representan a los mayas antiguos. Según la predicción, todos ellos vendrán, por lo que se entremezclan aspectos positivos y negativos, de destrucción y de creación. 

En definitiva, esta profecía refleja una vez más lo que sabemos de la concepción maya, es decir, que un ciclo da paso a otro ciclo, y así en las fuentes antiguas se habla de transformaciones, cambios, creación y construcción recurrentes, y no de un fin del mundo.

Se trataría pues de una transición y de una renovación. A nivel interior, en el ser humano, implica la formación de una nueva psiquis, más sutil, espiritual o cósmica, o la transformación del nivel de conciencia en el que nos encontramos. Este concepto de renovación era importante para los mayas. Se sabe que a la finalización de un ciclo y el comienzo de otro solían “renovar” sus  monumentos, es decir, construían encima de los existentes, sin que ello se justificara por el deterioro de los anteriores que en algunas ocasiones, como en el caso de los murales de San Bartolo, han sido encontrados en perfecto estado. Esta renovación externa era el reflejo de la renovación psíquica que necesariamente debía preceder al nuevo comienzo.

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